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SALSA DE VERDAD

Enrique Vigil Taboada

 

Antecedentes

 

En artículos anteriores hemos señalado, siguiendo nuestro recuento histórico de la salsa en el Perú, el importantísimo rol que tuvieron cantantes, músicos, orquestas y productores durante la década de los años 50. La gran calidad a la hora de grabar e interpretar las guarachas y otros ritmos cubanos, puestos de manifiesto en las innumerables producciones musicales que editaron los sellos SONORADIO, MAG, EL VIRREY y otros, demuestran el buen nivel y la excelente preparación que existía. Sin embargo, fue en el decenio siguiente que aparecieron en la escena musical nuevos y extraordinarios talentos. Aquellos que marcaron la pauta y enriquecieron el período con aportes novedosos, creativos y muy  originales.

 

Los años 60 fueron de enormes cambios políticos y sociales, por consecuencia, la música, como un arte popular que narra las costumbres y vivencias de un pueblo, no podía quedarse al margen de los acontecimientos. En Nueva York, la pachanga, ritmo de moda creado por Eduardo Davison y último en salir de Cuba, decae en el gusto popular. El famoso salón de baile, El Palladium, que permitió el desarrollo musical de las grandes bandas de Machito, Puente y Rodríguez, cierra definitivamente sus puertas tras la suspensión de su licencia para vender licores. La charanga, que fue la alternativa ante la decadencia de las ‘big bands’, se vió desplazada por el pop-rock internacional. Los Beatles visitaban la ciudad y causaban furor en el mundo. Se presentaba entonces, un período de transición donde surgen modestas orquestas latinas que imprimieron un estilo rajado y violento. Jóvenes músicos que desde el barrio no dejaban de experimentar y buscar nuevos rumbos. Así, asoman nuevas sonoridades como el boogaloo, mezcla rítmica del pop, el rhythm & Blues y la cadencia caribeña, que daría paso en los siguientes años a toda la explosión salsera.

 

En Lima, esas nuevas expresiones caribeñas se asumieron de inmediato por los jóvenes músicos peruanos. Es en este contexto que aparece una figura fundamental para la salsa en el Perú. Un extraordinario pianista, compositor, director, productor y arreglista, que representó una corriente identificada como la “otra salsa”, más auténtica y original, realizada con escasísimos recursos, al margen de los grandes intereses comerciales y sin el mínimo apoyo de los medios de comunicación. Aquella que sin esfuerzo entró directo al corazón del barrio y se ganó al melómano más duro. Es la “Salsa de Verdad” de Alfredo Linares.

 

El Bravo

 

El maestro Linares, llamado también Alfredido ‘El Bravo’, nace el 27 de enero de 1944 en el sabroso distrito de Barrios Altos, en Lima, Perú. Su padre, don Ángel Mariano Linares Salas, un arequipeño del campo, que se especializa en la refacción y afinación de pianos y, su madre, doña Saucedo Veneces, trujillana amante de las artes, fueron su gran influencia musical. En entrevista reciente, el maestro Linares nos comentó: “Mi padre llegó a tener hasta dieciocho pianos en su taller, mientras que él los reparaba, yo me ponía a jugar con el teclado, a tratar de tocar, ahí empezó mi gran inclinación por la música y, como no podía ser de otra manera, del piano”.

 

Recomendado por el Ministro de Justicia y Cultura de aquel entonces, ingresa al Conservatorio Nacional a la edad de diez años, luego que éste, en una actuación, lo escuchara tocar música folclórica en el piano. En esta etapa de su vida, de estudios y preparación, analiza los estilos de Peruchín, Bebo Valdés y Lino Frías, grandes pianistas cubanos, de quienes a lo largo de su vida se sentiría muy influenciado. A la par con sus estudios, tentaría suerte en diversas audiciones para músicos aficionados; Siendo calificado en una de ellas, para trabajar como pianista regular en concursos organizados por una emisora local de radio. Es así que, en una tarde de concurso, conoce a Mané Nieto, pianista panameño integrante de la orquesta de Armando Boza, que admiró por su forma de tocar la música caribeña y con quien después trabajaría, arreglando y componiendo. En 1957, su padre, que ya había formado la orquesta Linares, fallece dejándole la responsabilidad de la agrupación. Tiempos difíciles para el adolescente Linares que ya a los trece años de edad mostraba un virtuosismo único entre los pianistas de su generación.

 

CD Alfredo Linares 10

 

Al inicio de la década de los 60, Alfredo Linares ya es un músico egresado del Conservatorio Nacional, así como un reconocido pianista, arreglista y director de orquesta, solicitado por la gran mayoría de agrupaciones nacionales. Su permanente capacitación le permitió dominar diferentes instrumentos, entre ellos: el bajo, vibráfono, guitarra, trompeta, saxo, flauta, congas, bongó y timbales. Al respecto, acotaba el maestro: “Estudiarlos fue parte de mi formación como orquestador… ya uno sabe con conciencia lo que el instrumento necesita, pide y lo que puede dar”.

 

La Sonora

 

La música producida en aquellos días estuvo determinada básicamente por su espectacularidad. Grandes recitales, extraordinarias bandas, magníficos músicos y con Cuba como protagonista principal. En Lima, los músicos cubanos radicados en el país, ayudaron acrecentar el gusto por sus ritmos, logrando entre los melómanos enorme pasión por ellos. Llegaron Pérez Prado con sus mambos y la Sonora Matancera con sus guarachas. Lo más grande de la música tropical, como se le conocía al ritmo en aquel tiempo. También llegaron Machito, la Casino de la Playa, los Lecuona Cuban Boys, Benny Moré, Rolando La Serie, Miguelito Valdés, entre otros. Sin embargo, la Sonora Matancera, la legendaria institución, se llevaba todos los créditos y las pasiones.

 

Como lo señalamos en nuestro artículo sobre Lucho Macedo y su Fabulosa Sonora, la influencia de la Matancera fue determinante para las organizaciones musicales peruanas que, en su mayoría, asimilaron su formato, logrando muy interesantes resultados. También destacaron las sonoras, de Armando Boza (panameño radicado en el país), la Sonora Sensación de Mario Cavagnaro y la Sonora Antillana de Ñico Estrada, con quien el joven Alfredito Linares graba el tema “En el Nombre de Dios”, siendo ésta su primera experiencia discográfica. Con Ñiko Estrada grabó tres producciones y realizó giras al interior y al exterior del país acompañando a un sin número de cantantes. “Viajamos a Buenos Aires en 1965 y tuvimos muy buena acogida con el tema “A la Calle 13”, un tema colombiano… en Argentina gustan mucho de la cumbia por eso el tema pegó bastante…. también en otra oportunidad alternamos con Tito Rodríguez y Nelson Pinedo”.

 

Simultáneamente, el bajista Pepe Hernández, director de la banda El Combo de Pepe, le da la oportunidad de grabar en el sello Sudamericano, como Linares y su Sonora, su primer 45 RPM, una guarachita titulada “El Pompo” en la voz de Víctor Fuentes, que sonó muy bien en las fiestas y emisoras locales.

 

Sonidos Emergentes

 

Ya apuntamos que éste fue un período de transición, un momento en el que la necesidad de cambio obligó a los músicos latinos en Nueva York, crear un boogaloo, que compitiera a la par con el pop internacional, que se identificara con el barrio y consiguiera el éxito alcanzado por otros géneros. Sin embargo, no fue la única salida. El jazz también se hizo presente para marcar sus influencias. Así, los jóvenes músicos empezaron a experimentar, utilizando el son como plataforma, en una suerte de taller cerrado donde desarrollaban unas descargas musicales que les permitían encontrar diferentes formas sonoras, creando precisamente, lo que hoy llamamos ‘descargas’. Los líderes de entonces, aquellos que hasta hoy nos siguen regalando su mejor repertorio fueron: Tony Pabón (a quien se le atribuye el primer boogaloo tocado en la radio neoyorkina), Pete Rodríguez, Ray Barretto, Ricardo Ray, Johnny Colón, Joe Cuba, Eddie Palmieri, Héctor Rivera, Los Hermanos Lebrón, Joe Pastrana, Charlie Palmieri, Johnny Pacheco, Tito Puente, La Lupe, Joe Quijano, Las Estrellas Tico y Alegre, entre otros tantos.

 

Alfredo Linares-Kike

Alfredo Linares y Kike Vigil

 

Sucede, pues, que para los músicos y melómanos peruanos, el boogaloo siempre sonó extraño y lejano. Sus letras, llenas de frases y giros, que iban por igual del inglés al español, en lo que se conoce como ‘spanglish’, permitieron llegar a esa conclusión. El ‘spanglish’ visto desde Latinoamérica, en el Perú, no se entendía claramente. Es así, que los músicos que asumieron esa expresión en Lima, no se ajustaron al estricto esquema neoyorkino, plano y a veces sin clave, sino que fué utilizado sólo como una etiqueta, una marca promocional. Los temas que contenían dichos títulos, por el contrario, fueron en una onda más típica, incorporando sonoridades del jazz y logrando que sus montunos culminen en sensacionales descargas. Respecto a este tema el maestro Linares nos comentó: “… Que sonáramos diferente a Nueva York, fue básicamente por la influencia jazzística que le imprimimos a los temas… un concepto musical que manejamos y gracias a Dios resultó beneficioso para definir nuestro estilo”. En todo caso, queda como testimonio auditivo de lo argumentado, las dos primeras y extraordinarias producciones del maestro Alfredo Linares y su Sonora.

 

El disco

 

Una interesante oferta de Manuel A. Guerrero, propietario de la disquera MAG, permitió que el maestro Linares grabara sus dos primeros discos. El primero de ellos fue El Pito (MAG – LPN-2210, Año 1968), que incluyó temas como: “María La O”, “El Tiburón”, “Extraños en la Noche”, “Cool”, “Cadenciosa”, “Descarga”, “Mi Guaguancó”, “Sin tu Querer”, “Juventud del Presente”, “Tutu Tata”, “Que Mala Fue Esa Mujer”, “Maggie” y el tema que da título al disco, “El Pito”, un excelente arreglo en ritmo de pachanga, efectivo e interesante, tanto o más que la versión de Joe Cuba. El tema empieza con el grito clásico de “Oye, y ese pito”, suenan los silbidos al unísono de Rolo Bernal, Benny del Solar y Tony de Cuba, arranca el tumbao del piano y en el montuno el coro dice: “Linares viene tumbando, sabroso tumbao”. Seguidamente, el cantante Raúl Ducos, a manera de conversación, nos dejaba bien en claro que, ése era el pito de Alfredito. El disco fue un verdadero éxito, traspasando las fronteras y llegando a Colombia, vecino país que posteriormente se rindió ante el genio indiscutible del maestro Linares.

 

Su segunda producción fue, Yo Traigo Boogaloo (MAG – LPN-2316, Año 1969), e incluyó: “Boogaloo en Ambiente”, “La Sonora Llegó”, “Como Yo No Hay Dos”, “Peruvian Guaguancó”, “Congalenque”, “Probándolo se Sabe”, “Linares Blues”, “Sabor Tropical” y “Yo Traigo Boogaloo”. El disco, producido con indudable calidad y buen gusto, tuvo arreglos muy cercanos en la nueva onda salsera, logrando el reconocimiento del melómano. Mucho tuvo que ver el cantante, que para este disco no fue otro que Víctor ‘Kiko’ Fuentes, un sonero peruano de los mejores, con un estilo oportuno, realmente salsero y caribeño. Ha grabado varias producciones que demuestran su sabroso e insuperable estilo. Integraron también la banda: Tomás Oliva (Trompeta), Oswaldo Díaz (trompeta), Beto Villena (Trompeta), Alberto Castillo (Flauta), Mario Allison (Timbales), Coco Lagos (Congas), Joe Di Roma (Bajo), Charlie Palomares (Vibráfono), César Gonzáles (Coro), Carlos Muños (Coro), Benny del Solar (Coro) y Melcochita (Coro).

 

Como era de suponerse, sus discos en MAG, grabados con tecnología de punta para la época, lograron un éxito impresionante, también fueron distribuidos en Ecuador, Colombia, Venezuela y Panamá, lo cual permitió fuera considerado entre los mejores exponentes de la música tropical y la salsa peruana. Participó en diferentes producciones como arreglista y productor musical. Colaboró en el primer disco de José ‘Pepe’ Hernández, El Combo de Pepe (IEMPSA – LPN-1823, 1968), como pianista, compositor y arreglista. También estuvo con Coco Lagos en sus discos, Descargas (MAG –  LPN-2018, Enero 1968) y Ritmo Caliente (MAG – LPN-2338, Diciembre 1968). Fue parte fundamental de la banda de Papo y su Combo Sabroso “La Trombanda”, la primera orquesta a base de trombones que tuvo el Perú, la cual se encargó de formar y estructurar. Y entre otras, participó en espectáculos de jazz organizados por Jaime Delgado-Aparicio. “En esos momentos nos juntamos, porque había que acompañar a un cantante canadiense, y estuvo Nilo Espinoza, saxo tenor, Mario Escobar, buenísimo saxofonista chileno, Cocho Arbe, magnífico baterista, Jaime, que le dio por tocar el bajo, y yo el piano….tocamos para la Feria del Pacífico”.

 

Colombia Te Canto

 

Se abría la década de los años 70. Los contratos para el maestro Alfredo Linares se multiplicaban geométricamente. Su fama ya era reconocida en Chile, Argentina, Ecuador, Colombia y Venezuela. En un inicio, fue contratado por el Hotel Humbolt de Guayaquil para organizar una agrupación orquestal. Seguidamente, viajó a Santiago de Chile y a Buenos Aires, donde cumplió varias presentaciones muy concurridas. También viajó a Bogotá con su orquesta, sin embargo, fue en Cali, en el Festival Panamericano, realizado en febrero de 1970 en el Estadio Pascual Guerrero, el que mayor satisfacción le produjo. En ese concierto, ante más de cinco mil personas, alternó con diferentes agrupaciones, entre ellas: La Sonora Matancera, El Gran Combo, Ricardo Ray & Bobby Cruz, Nelson y sus Estrellas y Los Supremos de Colombia. Su actuación fue muy bien comentada por los críticos locales, lo que llevó a que lo contraten, gracias a su amigo Saoco Rodríguez, en el Hotel Tequendama, uno de los mejores lugares de concierto, donde se presentaban todos los músicos de renombre. Más adelante, toca en el Grill Miramar, en el Grill La Pampa, en La Gaite y graba para el sello SONOLUX junto a Kiko Fuentes, el 45 RPM que contenía por un lado “Cachumbambe” y por el otro “Linares Boggie”. Recordando ese momento, el maestro Linares nos dice: “Cuando llego a Colombia, me contrata una discoteca que se llamaba La Fania, la gente ahí no creía que yo era Alfredo Linares, tenía que estar mostrando mi pasaporte… es que, había mucha gente que creía que Alfredo Linares era cubano o puertorriqueño, nunca un peruano”.

 

Alfredo Linares

 

En 1972 Alfredo Linares regresa a Lima con el proyecto de grabar un disco. Esta vez utiliza los estudios de IEMPSA y la distribución de SONOLUX, para presentar el LP Sensacionales. La producción se grabó en dos partes: “Tiahuanaco”, “Nostalgia Caleña”, “Baila Montuno” y “Mi Dulce Amor”, fueron hechos en el Perú. En cambio, “Ponte en Onda”, “Desconfianza”, “El Chévere”, “Solo Contigo Basta” y “Te Esperaré”, fueron grabados en los estudios de Medellín, al año siguiente. El tema “Tiahuanaco” es un latin jazz, que con el tiempo se ha convertido en la mejor carta de presentación de Alfredo Linares. No hay show o concierto que no se abra con ese instrumental. Además, tiene todo un significado histórico, porque representa a una de las más importantes culturas pre-incas. La cultura Tiahuanaco habitó a orillas del Lago Titicaca y sus descendientes, los aymaras, aún continúan viviendo en la zona. “Creo, los antepasados incas me han inspirado con este tema, que nace en una maleta, justamente en el trayecto de un viaje a Lima”.

 

En ese momento, luego de haber lanzado el disco Sensacionales, recibe una propuesta para tocar con su orquesta en Panamá. Al llegar, tremenda sorpresa la que se lleva, cuando se da cuenta que su reciente disco Sensacionales se estaba distribuyendo en todo ese país. Actitud poco transparente de los productores que comercializaron el disco sin su consentimiento. “Cuando llego a Panamá con el disco, me doy cuenta que ya lo habían sacado al mercado. Preguntado el señor del sello disquero, que creo se llamaba Delso, se lavó las manos, dijo que SONOLUX se lo había enviado… Y efectivamente, averiguando después, SONOLUX me había jugado sucio. Vemos que este aspecto de la música es muy delicado”.

 

La Salsa

 

Para 1973 la salsa ya impactaba en toda la comunidad hispana de Nueva York, y empezaba a promocionarse en Latinoamérica y el Caribe. La Fania, disquera salsera por excelencia, fundada por el flautista dominicano Johnny Pacheco y el abogado Jerry Masucci, lograba una presencia importante en el mercado musical de la ciudad. Ya se habían publicado los dos volúmenes del concierto en el Cheetah, también era exhibida la película Nuestra Cosa Latina y se anunciaba para octubre de ese año, el más importante concierto de Fania All Stars en el Yankee Stadium. Willie Colón, Larry Harlow, Ray Barretto, Roberto Roena, Bobby Valentín, Cheo Feliciano, Héctor Lavoe, Ismael Miranda, Pete ‘El Conde’ Rodríguez, Santos Colón, Barry Rodgers y Víctor Paz, eran proyectados como estrellas del firmamento musical. La salsa estaba recogiendo sus frutos y en pocos años se viviría el mayor auge de la música caribeña en su historia. La Fania acaparaba la industria y monopolizaba el mercado. Sin embargo, existiría una salsa que corría en paralelo, con cultores independientes que no se sentían afectados por la industria y cuyo ejemplo fue también tomado en todo el mapa salsero. Así sonaba una salsa hecha en Puerto Rico, Panamá, México, Venezuela, Colombia y Perú. Esa salsa, auténtica y nacional, contaba las vivencias de sus urbes. Aquella navegó siempre feliz, a pesar de la poca difusión.

 

Un ejemplo claro es el siguiente disco de Alfredo Linares, Salsa…A Todo Sabor, grabado para IEMPSA en 1973, cuya primera característica aparece en su propio título. El uso del término salsa indicaba el ingreso formal a ese movimiento musical que causaba furor en los Estados Unidos y que ya ingresaba fuertemente a los mercados latinoamericanos. Debemos recordar que, hasta ese momento, sólo las producciones de Federico Betancourt y su Combo, Llegó la Salsa, editado en 1966 y Los Hermanos Lebrón, Salsa y Control, editado en 1970, utilizaron dicho término para titular sus discos. Posteriormente, vendrían, en 1974, la película de Fania y el disco de Larry Harlow, titulado simplemente Salsa. Este hecho significó el despegue oficial de lo que los entendidos llamaron el período del ‘Boom’ industrial. Otra característica importantísima presentado en aquel disco de Linares, fue la incorporación de una sección de dos trombones, convirtiendo a su típica sonora en una orquesta salsera. Sus temas, “Qué Conoces”, “Guaguancó en Onda”, “Recuérdame”, “Mañana de Carnaval”, “Boogaloo Girl”, “Ritmo en el Callejón” y el tema que da título al disco, “Salsa a Todo Sabor”, están sabrosamente arreglados e interpretados por, el singular, Kiko Fuentes.

 

Sin embargo, es en los dos años siguientes que produce una serie de discos en formato 45 RPM para el sello INS (Industria Nacional del Sonido), como Alfredo Linares y sus Estrellas, cantando, además de Kiko Fuentes, el colombiano Roy Betancourt. Logrando imponerse con efectividad y elegancia en los mercados de Colombia y Venezuela. Esos discos, lamentablemente, fueron ignorados totalmente por los medios en el Perú. Los temas “Mi Nuevo Ritmo”, “Mambo Rock”, “Alma y Sentimiento”, “Estricto Guaguancó”, “Mi Ritmo Caliente”, “Arrollando”, “A Escondidas Llorarás”, “Salsa y Sabor”, “Soul Love”, “La Música Por Dentro”, “Vuelvo Pa’l Monte”, “Para Ti”, “Lo Último” y “Chocolate”,  fueron seleccionados y presentados en dos producciones tituladas, Mi Nuevo Ritmo (1974) y A Escondidas Llorarás (1975). En aquel momento ocurrió algo muy curioso, las disqueras no tenían la materia prima para editar los discos. Ni Fuentes, ni Sonolux, tampoco Codiscos, los únicos que contaban con ese material eran INS. Es así que, a pesar que no era un sello discográfico tan conocido, el maestro Linares le tuvo fe a la modesta compañía y produjo estos 45 RPM. “Hice el negocio con ellos, aunque no era un sello que tenía un membrete que se conocía aquí en Colombia, sin embargo, la fuerza del disco, fue lo que lo llevó arriba. Ese fue el “Mambo Rock”, que después de dos meses, la venta fue muy bien”.

 

 

Vale la pena detenernos en este tema del “Mambo Rock” para explicar su éxito en Latinoamérica. No existe otra versión que haya fusionado el rock y el mambo de esa manera, y que reciba el respaldo incondicional del melómano. Alfredo Linares es un músico que está en constante evolución, planteándose nuevos y difíciles retos, desarrollando fusiones que le permitan estar siempre en la vanguardia de la música. El tema en cuestión, es un experimento, una invitación a la juventud rockera a entrar en un mundo sabroso, un ritmo en donde el melómano salsero de ayer, hoy y siempre, disfruta sin condiciones en una gran fiesta caribeña. Un puente entre el rock y la salsa, que va más allá de competencias mal entendidas y aspectos nacionalistas. El tema gustó más en Colombia que en cualquier otro país, motivo por el cual ha sido versionado por sus diferentes orquestas, siendo la canción de Alfredito más solicitada hasta nuestros días.

 

Música Verdadera

 

En 1976, deja Colombia y se muda a Venezuela. En Caracas, se contacta con Samuel del Real, un reconocido pianista caraqueño, integrante del Trabuco Venezolano, quien le consigue un trabajo en el nightclub Las Sencillas y lo pone al corriente de la movida musical de la ciudad. Conoce a Cheo Navarro y Freddy Roldán, integrantes del Grupo Mango, quienes lo invitan al ensayo de su banda. Da la casualidad, que Samuel del Real no podía grabar con el Mango por unos compromisos contraídos previamente, entonces, consideran a Alfredo Linares como reemplazo en el piano. Así, el maestro Linares graba el segundo disco del Grupo Mango, con Cheo Navarro, Argenis Carmona, Freddy Roldán, Joe Ruiz y Moisés Daubeterre. Su participación no solo quedó en el simple hecho de tocar el piano, sino que colaboró con los arreglos y la producción.

 

Posterior a la experiencia con Mango, en plena euforia de la salsa en Venezuela, Linares participó activamente en la movida salsera caraqueña, produciendo un disco que largamente puede considerarse entre los mejores producidos en aquel año de 1976 para el sello Fonodiscos. Así lo describe el periodista César M. Rondón en su Libro de la Salsa (Oscar Todtmann Editores C.A., Año 1980): “…puedo anotarles el disco Alfredito y sus Estrellas, producido con escasísimos recursos por Alfredo Linares, un excelente pianista peruano veterano de la misma música nocturna, grabado con el respaldo de Mango y de los mismos amigos de siempre. Este disco solitario, que tiene como voz líder a Joe Ruiz, que fue producido a desgano por una empresa disquera de muy poca fortuna, que difícilmente sonó en la radio y que escasamente recibiría el comentario, favorable o no, de algún experto, queda como muestra de la buena salsa que, muy a pesar de las presiones de la marabunta, permanece flotando en el ambiente, indicando con lamentable timidez, que la calidad difícilmente desaparece…”.

 

Efectivamente, Rondón tenía razón, ese sensacional disco de Alfredo Linares, no tuvo la más mínima difusión. En el Perú, fue editado por INFOPESA (Industria Fonográfica Peruana SA.) sin ningún criterio empresarial y comercial. No sonó en las radios locales y se precipitó a un olvido casi total. Sin embargo, ese disco que lleva por título Salsa de Verdad, es a mi modesto entender, la mejor producción del maestro Linares. Los temas, excelentemente arreglados y eficientemente interpretados por el sonero venezolano Joe Ruiz, son: “Tu Oportunidad”, “Sonando Contigo”, “No Me Llores”, “Pa’l Barrio Obrero”, “Nadie Te Comprende”, “El Aventurero”, “Ahora Sí”, “Mi Mal Querer”, “El Guarachero” y “El Bohemio”. Los músicos que participaron en ese disco fueron: Rafael Araujo (Trompeta), Alfredo ‘Pollo’ Gil (Trompeta), Rodrigo Barbosa (Trombón), Pucho Escalante (Trombón), Argenis Carmona (Bajo), Cheo Navarro (Timbales), Gustavo Quinto (Congas), Orlando Arias (Clave), Luis Enrique Gamboa (Bongó), Freddy Roldán (Coros), Carlos Rodríguez (Coros) y Joe Ruiz (Cantante).

 

A la par con sus actuaciones en Las Sencillas, donde se sentía muy a gusto y donde los músicos podían descargar libremente con la buena salsa, continuó sus trabajos como productor y arreglista. Formó un grupo del sindicato de músicos, que servía para acompañar a diferentes artistas que visitaban Venezuela, como Justo Betancourt o Nelson Pinedo. Colaboró con la orquesta La Salsa Mayor en sus producciones De Frente y Luchando (Velvet 1978) y Sabrosa…! (Velvet 1980), con La Banda y su Salsa Joven en la grabación Tremenda Salsa con la Banda, también con La Gran Banda de Venezuela, con la Billo’s Caracas Boys de Billo Frometa, con Los Pachecos y hasta como director musical de la orquesta de José Luis ‘El Puma’ Rodríguez, arreglando los temas “Agárrense de las Manos” y “Pavo Real”, grandes éxitos de ese cantante, que nos indicaba la gran versatilidad del pianista peruano.

 

Alfredo Linares 5

 

Para el año 1980, nos entregó lo que sería su última producción en Caracas, Lo Que Tengo, grabado para el sello Fidelis, con el mismo apoyo de Mango y con la incorporación en la trompeta del peruano Lolet Molina, ex Sonora Macedo, y el cantante Carlos Daniel Palacios, ex Grupo Madera, sobreviviente del trágico accidente donde fallecieron sus compañeros. El disco incluyó temas como: “Sonando Tambó”, “Se Formó la Fiesta”, “A Dónde Vas?”, “Sujétate la Lengua”, “Mi Niña” y “Lo Que Tengo”. Los temas fueron bien seleccionados, con arreglos de primera línea, efectivos y muy sabrosos.

 

Ahora y Siempre

 

En el despunte de la nueva década, el maestro Linares retorna a Colombia para radicar definitivamente en Cali, ciudad a la que ama como su propia patria. En esa ciudad, su trabajo siempre ha sido muy bien valorado y reconocido. Ha dictado una serie de conferencias, charlas y clases sobre teoría musical, arreglos, estructura y producción. Su gran capacidad de colaboración lo llevó a participar en diversas orquestas colombianas como: Conjunto Renacer, La Cali Charanga, Los Del Caney, Grupo Calima, Lucho Puerto Rico & su Conjunto Son del Barrio, Orquesta Matecaña, Daisy & su Grupo Los Conquistadores y la Banda Departamental del Cauca. Con la misma inquietud de siempre, no dejó de estudiar y analizar los criterios musicales del momento, de componer y arreglar los temas que se incluirían en su siguiente disco. En 1987, durante sus vacaciones por Lima, concreta el proyecto de grabar su décima producción  para el sello IEMPSA.

 

Mientras participaba como invitado en la agrupación Perú All Stars, al lado de connotados músicos nacionales, como: César Loza (Trompeta), Beto Villena (Trompeta), Antonio Alzamora (Trompeta), Lucho Calixto (Trombón), Oscar Vargas (Trombón), Carlos Espinoza (Saxo Alto), Néstor Benites (Saxo Barítono), Mario Arseno (Bajo), Elmo Sarrín (Timbales), Raúl Urbano ‘Kojac’ (Congas), José Luis Carrillo (Bongó y Campana), Alfredo Lazo (Cantante) y Laura Mau (Cantante); Alfredo Linares estaba terminando de ajustar ciertos detalles para poder grabar y presentar su producción. El disco llevaría el título de Ahora y Siempre: Alfredo Linares y sus Estrellas, presentando las voces de Julio Barretto, Walter Andrade ‘Waltiño’ y Raúl ‘Popeye’ Villarán, considerado, entre los entendidos, el más arrollador de los soneros peruanos. Sin embargo, el disco salió al mercado con el título de Las Estrellas de la Máquina, debido a una negociación entre la disquera y el salsódromo La Máquina del Sabor del empresario Boris Gómez.

 

El disco, de gran popularidad y excelentes resultados financieros, incluyó los éxitos: “El o Yo”, composición del bajista Walter Fuentes con arreglos del puertorriqueño Kuto Soto; “Nadie Sufre”, cantado por Julio Barretto; “Rumbero Bravo”, de los tiempos del Mango, actualizado por Linares, con la sensacional interpretación de ‘Popeye’ Villarán; “Celosa”, “Pepe Carcocha”, compuesto por Julio Barretto y dedicado a su padre; “El Farsante” de Walter Fuentes, que presentó al cantante ‘Waltiño’; “Lo Mejor de mi Vida” y “De Oro” también en la voz de Julio Barretto. Un excelente disco que demuestra el talento nacional y el extraordinario genio de su director Alfredo Linares.

 

En la actualidad, el maestro Linares sigue trabajando con esfuerzo y dedicación, entregando con su orquesta la mejor música de su repertorio, aquella que lo ha caracterizado por siempre y que, a pesar de los años, nos sigue conmoviendo y vibrando de emoción. Hace algunos años leímos en la recordada revista Latin Beat de Los Ángeles, que los discos de Alfredo Linares se vendían en www.ebay.com, a más de 200 ó 300 dólares por algunos coleccionistas colombianos. Esos coleccionistas conservan los primeros discos del sello MAG como verdaderas reliquias musicales. En ese sentido, nos alegra informar, que el maestro Linares ha lanzando al mercado una nueva producción, una selección de sus mejores temas, con nuevos y mejores arreglos, pero sobretodo, con el sonido digital que hacen de “Tiahuanaco”, de “Pachanga sabrosa” o de “Machu Picchu”, piezas exquisitas de colección. Gracias maestro Alfredo Linares, por su amistad, por su música, y por colocar al Perú en el mapamundi de la salsa.

 

Alfredo Linares 3

 

Comentarios acerca de Alfredo Linares:

 

Beto Villena, director y trompetista:

“Un virtuoso del piano que se adelantó a su época. Un conocedor de la teoría y la clave. El más completo y exitoso de los músicos peruanos radicando en el extranjero”.

 

Lucho Cueto, director y pianista:

“Uno de los músicos peruanos más originales. Tremendo pianista y productor musical. Muy estudioso. Es un orgullo para nosotros”.

 

Pablo Villanueva ‘Melcochita’, actor y sonero:

“Un genio de la música caribeña. Como integrante de su primera Sonora puedo decir que es un músico completo. En el nivel de los grandes, como Palmieri o Harlow”.

 

 

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